Godzilla, el monstruo de pesadilla que arroja radiación y que nace de armas nucleares, ha arrasado en muchas películas, incluidas varias remakes de Hollywood.
Takashi Yamazaki, el director detrás de la reciente película de Godzilla, que se estrenará en los cines de Estados Unidos a finales de este año, estaba decidido a resaltar lo que él cree que es la espiritualidad esencialmente japonesa que caracteriza a la original de 1954.
En ese clásico, dirigido por Ishiro Honda, un hombre sudaba dentro de un traje de goma y pisoteaba miniaturas de paisajes urbanos para contar la historia de una criatura prehistórica que cobró vida por error gracias a la radiación de las pruebas nucleares en el Pacífico. El monstruo de Godzilla Minus One son todos gráficos por computadora.
Me encanta el Godzilla original y sentí que debía permanecer fiel a ese espíritu, abordando los temas de la guerra y las armas nucleares
, dijo Yamazaki, quien también escribió el guion y supervisó los efectos especiales computarizados.
“Existe un concepto en Japón llamado tatarigami. Hay dioses buenos y malos. Godzilla es mitad monstruo, pero también mitad dios.”
Recientemente, el mundo se ha visto empujado a un periodo de incertidumbre, con la guerra en Ucrania y la pandemia de coronavirus. Era un estado de ánimo que encajaba con su Godzilla sobrenatural muy japonés
, indicó Yamazaki en el Festival Internacional de Cine de Tokio, donde Godzilla Minus One es la película de clausura. Se estrena en los cines japoneses este fin de semana.
Hay que calmarlo
, declaró a Ap sobre Godzilla, como si sólo una oración pudiera calmar o detener al monstruo, en lugar de intentar matarlo.
Ambientada justo después de la rendición de Japón en la Segunda Guerra Mundial, la interpretación de Yamazaki es anterior al original y retrata una nación tan devastada por la guerra que se queda sin nada, y mucho menos armas para luchar contra Godzilla.
Y así, su llegada devuelve todo a territorio negativo.
Ryunosuke Kamiki interpreta al héroe, un soldado que sobrevive a la guerra y pierde a su familia, sólo para terminar enfrentándose a Godzilla.
La representación finamente detallada del monstruo esobra del equipo de efectos especiales digitales Shirogumi, con sede en Tokio, que incluye a Yamazaki. Un Godzilla de apariencia espantosamente realista se estrella contra multitudes que huyen y gritan, su cola gigante barre los edificios en un instante, su piel llena de baches brilla como brasas irradiadas y su gruñido llega directamente a tu cara.
Algunos aficionados a Godzilla sienten que Hollywood a veces ha retratado incorrectamente a Gojira, como se la conoce en Japón, como un desastre natural inevitablemente fatalista, cuando el ángulo nuclear es clave.
Yamazaki, un hombre amigable con risas rápidas, enfatizó que le encantan los efectos especiales de las películas de Hollywood y agregó que es un gran admirador de la película Godzilla de 2014 de Gareth Edwards.
Eso ayudó a inspirar el último Godzilla japonés, Shin Godzilla de 2016, dirigido por Hideaki Anno y Shinji Higuchi. Los estudios Toho no habían hecho una película de Godzilla desde 2004.
Yamazaki, que ha trabajado con el famoso autor Juzo Itami, ganó el equivalente japonés de un Óscar por Always-Sunset on Third Street, un conmovedor drama familiar ambientado en la década de 1950, y The Eternal Zero, sobre pilotos de combate japoneses.
Está listo para hacer otra película de Godzilla. Pero lo que realmente quiere hacer es una película deStar Wars.
Lo que le hizo interesarse por el cine cuando era niño fue Encuentros cercanos del tercer tipo de Steven Spielberg. Estaba tan cautivado con la película que no podía dejar de hablar de ella, recordó, siguiendo a su madre durante horas, incluso mientras ella preparaba la cena.
Star Wars, la franquicia creada por George Lucas y otra favorita de la ciencia ficción, evoca tantos temas asiáticos que lo convierten en el director perfecto para una secuela, dijo Yamazaki.
“Estoy seguro de que puedo crear una Star Wars‘ muy especial y única”, puntualizó.